Polillas
Debo confesarlo, no me gustan las polillas, hago hasta lo imposible para alejarlas, y cuando alguna osa posarse en mí, corre un serio riesgo de ser aniquilada.
El mundo de los insectos me parece fascinante, de hecho gusto de observarlos, mariposas, escarabajos, orugas, hormigas, abejas, avispas, abejorros, avisporros (esa última clase de insectos descubierta y nombrada por mi amiga Emmy), etc. Vamos hasta puedo tolerar que una cucaracha se pasee frente a mí aunque luego tenga que ser eliminada.
Pero esas cosas llamadas polillas nomás no, simplemente no me gustan, su forma de volar es desconcertante, errática, como si estuvieran en un estado de éxtasis sin control, y donde que les encanta la luz, yo creo que eso las pone así.
Para empeorar, en mi cuarto tengo una lámpara de escritorio de esas que les encantan, y cuando menos me lo espero tengo visitantes indeseables, no es una fobia, simplemente no tolero que me toquen ni que estén a mi alrededor, ya saben que NO regalarme en ningún momento, corren el riesgo de tener la misma suerte que esas marinelas.
El mundo de los insectos me parece fascinante, de hecho gusto de observarlos, mariposas, escarabajos, orugas, hormigas, abejas, avispas, abejorros, avisporros (esa última clase de insectos descubierta y nombrada por mi amiga Emmy), etc. Vamos hasta puedo tolerar que una cucaracha se pasee frente a mí aunque luego tenga que ser eliminada.
Pero esas cosas llamadas polillas nomás no, simplemente no me gustan, su forma de volar es desconcertante, errática, como si estuvieran en un estado de éxtasis sin control, y donde que les encanta la luz, yo creo que eso las pone así.
Para empeorar, en mi cuarto tengo una lámpara de escritorio de esas que les encantan, y cuando menos me lo espero tengo visitantes indeseables, no es una fobia, simplemente no tolero que me toquen ni que estén a mi alrededor, ya saben que NO regalarme en ningún momento, corren el riesgo de tener la misma suerte que esas marinelas.
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